lunes, 9 de noviembre de 2015

Nunca o siempre

"Nunca digas nunca,
nunca digas siempre,
porque lo que es hoy puede no ser mañana,
y lo que hoy no es, mañana podría ser."

Hoy, a primera hora, encendí el ordenador, entré en mi facebook, y lo primero que me aparecía era esta reflexión. Casualidad o no, era un pensamiento con el que me había levantado. ¿Puedo decir nunca? ¿Puedo decir siempre? Creo que como dice el texto, nunca y siempre son unas palabras con las que hay andar con ojo.

A lo largo de mi vida, me he dado de bruces contra esta reflexión una y otra vez. Seguro que os ha pasado que decís, "yo nunca haría esto", "yo siempre haré de este modo",... y, pasado un tiempo ¿qué es lo que ocurre? Pues, que lo nunca se vuelve siempre y lo siempre se vuelve nunca. ¡Comprobado!

Infinidad de situaciones me vienen a la cabeza. Cuando una amiga/o te habla de sus novietes y tú le dices..."yo nunca hubiera hecho eso, o perdonado aquello", y después tienes que aguantar un ZAS en toda la boca, cuando la protagonista de la historia pasas a ser tú; o hablando de empleo, ante una situación que crees injusta sueltas... "yo nunca aguantaría esa situación", y al final, acabas aguantando eso y mucho más. Y así un largo etcétera en todos y cada uno de los aspectos de tu vida.

Lo cierto es que puedo decir que en la gran mayoría de situaciones en las cuales han salido de mi boca afirmaciones tan rotundas como esas, el paso del tiempo me enseñó que hay que tener en cuenta las circunstancias, y que hay una especie de karma que te devuelve con creces todo lo que habías afirmado. Entonces te planteas que quizás deberías empatizar más con todo, y dejar de ser tan tajante en la vida.

Y, como resultado, poco a poco voy eliminando de mi diccionario esas dos palabras, y solo las empleo para hablar de mi pasado, pues ese ya está escrito y ahí ya no hay lugar a equivocaciones.